El eslogan de “transformación digital”, ¿es solamente un posicionamiento de ventas?
Llevamos al menos un lustro en el que el término “transformación digital”, se encuentra dentro del vocabulario común empresarial. Es un concepto que ha evolucionado desde finales del siglo pasado debido al exponencial crecimiento de internet y, aunque es debatible el origen del término, fue el MIT junto con la empresa consultora CapGemini quienes comenzaron a publicar algunos estudios en el año 2011 utilizándolo claramente y, pocos años después, también lo utilizaría el Work Economic Forum y la firma consultora Accenture en la iniciativa conjunta de la transformación digital (DTI, por sus siglas en inglés) publicada en 2015. También ha sido utilizado por Deloitte y McKinsey and Company en distintos estudios de esa misma época.
Sea cual sea su origen, el término ha sido utilizado por estas grandes firmas y se ha consolidado a lo largo del tiempo como parte de nuestro argot. Sin embargo, ¿qué es lo que intenta describir exactamente? Y más importante aún, ¿cómo lo perciben aquellos empresarios y profesionistas lejanos a la industria de la tecnología? Estas preguntas las formulo con cierta regularidad a clientes, amigos y profesionales del medio, y sus respuestas son muy interesantes, y que brevemente me gustaría compartir.
Los que tenemos ya cierto tiempo de trabajar en el sector, sabemos que la gran mayoría de los procesos de una empresa son susceptibles a ser digitalizados (es decir, automatizarse mediante máquinas, ya sean plataformas de cómputo, robótica u otros que involucren componentes electrónicos) y la transformación digital es el gran deseo de ver todos esos procesos operando bajo el control de equipos y software que nosotros vendemos e implementamos. Y ciertamente ofrecemos a las empresas beneficios enormes, pero la oferta ha crecido tanto y cada minuto sale una nueva solución al mercado que hace rápidamente obsoleta a la versión anterior. Este es justamente la primera queja que escucho sobre el argumento. Pareciera que el concepto “transformación”, en su definición, tiene un principio y un fin. En algún momento la empresa terminará de transformarse, ¿o no? Pues no. Conforme hay más avances, más desarrollo, más software en el mercado, mejoras en los equipos de cómputo en el procesamiento, innovaciones disruptivas como la inteligencia artificial o el cómputo cuántico, siempre habrá una oferta mejor a la que ya tenemos. La realidad es que la obsolescencia programada funciona excelentemente bien si se trata de tecnología, es más, la acelera. ¿No es cierto? ¿Qué modelo de teléfono móvil tienes? En verdad, ¿necesitas moverte al último que acaban de lanzar los fabricantes?
Otro argumento muy común y relacionado al primero, es que es una palabra muy agresiva. “Transformación”, sugiere también que lo que hoy se está utilizando (porque las empresas en mayor o menor medida están digitalizadas, aunque sea con correos electrónicos públicos en ordenadores portátiles) lo tenga que tirar a la basura y cambiarlo todo por algo nuevo, preferentemente en la nube, por cierto. ¿Y qué pasa con todos aquellos sistemas que están funcionando correctamente y cubren necesidades actuales del negocio, pero no están al último grito de la moda? Muchas implementaciones de sistemas se llevaron a cabo en años, me consta, y, ¿ahora hay que volverlas a cambiar? Algunas de ellas ni siquiera han retornado su inversión. Y, por si fuera poco, hay clientes, especialmente grandes, que tienen un ambiente de cómputo altamente heterogéneo y en el que han invertido recursos de todo tipo durante décadas para que funcionen correctamente. Cuando estos comentarios provienen de un CIO o director de sistemas, tienen una gran relevancia y peso. Para algunos, porque así me lo han comentado, sugiere ante su organización que no han hecho correctamente su trabajo durante mucho tiempo y los hace verse mal, y contrario a esto, algunos CIO’s también utilizan este término para convencer a su organización de modernizarse. En otras palabras, hay que tener mucho cuidado en el impacto del eslogan de forma muy particular antes de utilizarlo. Quien tiene la última palabra de su correcto significado y contextualización dentro de una empresa, es el CIO. Esta idea, abre paso a la siguiente y, quizá, la más importante. Frecuentemente el término es escuchado como una frase arrogante.
Nuestra mejor intención, sin duda, es ayudar a nuestros clientes y, como consecuencia, venderles, pero ¿qué sucede cuando un consultor busca posicionarse y pretender que sabe más del negocio que el cliente mismo? Esto lo he visto muchas veces. Ese es un terreno que, por más años de experiencia que se tenga en una industria, ningún consultor puede pisar y menos aún si la conversación es con el dueño de una empresa o si lleva años trabajando en ella. Esta arrogancia es transmitida de una forma mucho más frecuente de la que yo asumía. El cliente necesita ser escuchado por alguien que entienda realmente su problemática y que tenga también la disposición de ayudarle no de venderle. Hay que tener conocimientos de industria, sin duda alguna, pero nadie sabe más de su propio negocio que el cliente.
Por tanto, personalmente he aprendido a utilizar el concepto de transformación digital con mucho cuidado. Habrá casos en los que la solución requiera una alta inversión en tecnología dentro de un periodo relativo corto de tiempo, y habrá otros casos en el que simplemente no se necesite nada. Es nuestro deber, como profesionales en la industria, escuchar al cliente y entender muy bien lo que realmente necesita, aunque sea lo que yo no vendo.
¿Qué opinas? ¿Te gusta el término transformación digital?
Déjanos tus comentarios y preguntas. Este tema me resulta de interés y agradeceré todas las aportaciones que quieran compartirnos.
Sobre el autor: Vicente Viniegra cuenta con alrededor de 30 años de experiencia en el sector de tecnología y de consultoría en áreas de ventas y negocios. Es socio fundador de Pridecta, firma especializada en servicios de transformación digital, desarrollo organizacional y en preparar empresas para llevarlas a fondos de inversión.
Tu Comentario
Déjanos tu opinión